Tenemos una idea de lo que es el tiempo y su composición.
Sabemos, por ejemplo, que un minuto se compone de sesenta segundos. Sesenta minutos, son una hora. Veinticuatro horas conforman un día. Los días, en conjunto, forman meses, aveces de veintiocho, veintinueve, trenta o treinta y uno. Todo, mientras nuestro hogar da vueltas en torno al sol.
A cada vuelta le llamamos años, transcurren sin parar mientras envejecemos. Esta existencia mía ha rodeado veintinueve veces a ese astro mayor Y la cuenta sigue, avanza, no se detiene.
¿Cuantos circuitos mas dará hasta que mi materia se transforme?
Estamos en primera fila viendo la inmensidad de la existencia transcurrir frente a nuestros ojos. Y como un relojes de arena, vemos pasar el tiempo, somos testigos oculares de nuestra propia inexistencia No tengo inconveniente alguno en dejarle ver como me agoto, y ser menos visible cada día, hasta que deje de existir.
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