Antes de conocerte tenía el deseo de ir a un parque de diversiones, subir a todos los juegos, sentir como se me revolvía el estómago con tantos giros, subidas, bajadas, dar vueltas rápidamente y volver a repetir una y otra vez para sentir esa emoción que solo dura pocos minutos.
Es diferente desde que apareciste, he cambiado de opinión.
Ahora lo pienso bien, he perdido el deseo de visitar aquel parque.
Tu provocas esa sensación como de estar sentada al frente de una montaña rusa, sin cinturón de seguridad, que viaja toda velocidad y no se detiene, sube y baja repetidamente a toda velocidad y pareciera no detenerse.
Esta sensacion que provocas mi amor, no tiene gracia pero no me quiero bajar.
M.
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