Un año, dos meses.
Yo, que peleo el tiempo, que programo todo, mis horarios, mis movimientos, quien por nueve años se vio dónde está ahora, quien se dio cuenta que no era el superarse, sino encontrar algo real y aferrarse, quien en este punto se siente sin rumbo, sin sentido, sin ninguna otra alternativa que seguir, seguir y seguir sin llegar a ningun lado.
Porque ninguna cantidad de reconocimientos me abrazaran por las noches, porque no habrá nadie escuchando atento mientras le hablo de mis miedos, mis sueños ni mis planes a segurir.
Un año dos meses, aproximadamente cuatrocientos veintiséis días transcurridos y hoy te desconozco, no se quien eres, ya no eres tu.
Te crei, creí en ti y en tus ideas, las adope como mías, pasaban los segundos aprendiendote a detalle.
Te desconozco, quiero pensar que detras de esta nueva cara tuya, estás realmente tu querido intentar detenerme mientras me marcho, no quiero irme, pero tú misma fuiste quien me enseñó a soltar.
Desearía que esta no fuera mi desicion, necesito cortar, cerrar el ciclo, dejar de repetir.
Desearia que ésta no fuera está tu desicion, desearía derrumbar mis barreras y fingir que nada de esto paso, pero me dueles, me duele está decepcion de creer importarte e importarte poco el hacerme daño.
Un año y dos meses; y no fue tiempo perdido, fue tiempo invertido, una lección aprendida, un ciclo que no estaré dispuesta a repetir.
Dueles, dueles hasta adentro, porque me hiciste creer, y ahora símplemente ya no sé.
Dueles, porque me duele está ignorancia y mi falta de maldad, mi afan de entregarlo todo sin recibir siquiera una mitad.
Dueles, porque eres todo lo que creí necesitar y ahora eres todo lo que quiero evitar, porque no dude en presentar este pinche examen conciente de que iba a reprobar.
Tengo treinta años, dos meses, el d de hoy no estoy siquiera ceca de encontrar la verdad. Auque nadie quiera verla.
Eres, fuiste y serás una gran historia que contar, gracias por las lecciones.
Mamaste.
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