Somos lo que queda cuando ya no hay nadie, cuando es hora de apagar las luces y nos encontramos dentro de una casa que nos queda grande.
Somos la ausencia, la lucha constante, el vacío, el pozo sin fondo que intentamos llenar con nada, paisajes pasajeros que cuando cae la noche se desvanecen.
Aparezco dentro de estas cuatro paredes, el inmenso frío, el perturbador silencio, el eco gritando en un lugar al que le falta todo si no estoy, aunque por más que intento buscarme no me encuentro.
Evito mencionar la herida y aunque finjo que no importa, no los engaño, nadie parece creer que por ahora me encuentro bien.
Me cuesta admitir que te extraño, pero lo hago, lo fuimos todo aún y no teniendo nada.
Se que es hora de soltarte y dejar que fluya, me cuesta tanto trabajo aprenderte a detalle aúnque ya no estemos.
Quiero llorarte, drenarte de una vez por todas, hoy solo me brotan estas letras que no vas a leer jamás.
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