Tengo un grano de mostaza, es pequeño, similar a una semilla de un tomate. Cuando era niña alguien me dijo que si tenía algo de fe, aunque fuera un poco como ese grano, podría pedirle incluso a una montaña que se moviera y obedecería.
Las personas lo repiten todo el tiempo y terminan por creerlo, así lo dice el libro.
Incluso Mahoma lo creía y esperaba que la montaña se acercara a él. Pero entendió un día, que era él quien debía caminar hacia ella.
¿Acaso no saben que las montañas no se mueven? No escuchan, no andan por ahí esperando que algún loco les pida algo que es imposible de hacer.
Conservo ese grano de mostaza, pero no logro hacer mover siquiera un montón de arena. No viene a mí, ni yo voy hacia ella. Supongo que me falta fe.
No tengo montaña, ni fe, ni paciencia, ni nada…
Siempre soy Mahoma, pero estaría bien ser montaña alguna vez.
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