Por favor levántate, extiende tu mano y camina hacia mi lado, sonríeme, mira fijamente a mis ojos y giremos.
Toma de mi mano, corramos, perdámonos entre las habitaciones. Detente de pronto y atrévete a besarme sin pensarlo.
Quédate esta vez, no desaparezcas cuando sea media noche y tengas que marcharte.
Quédate esta vez, evítame mi pena de llorarte y después querer salir a buscarte en otros besos buscando tus labios.
Mejor hablemos para saber cómo encontrarte, desnuda tus pedazos y permíteme aliviarlos.
Te mostraré los míos y tal vez seré yo quien quiera marcharse, y tal vez tú quien me lo impidas.
Quizá esta vez no te marchas y mejor te quedas.
Y nos desnudamos.
Y nos quedamos.
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