No había entendido nada, me convencí de una definición basada en mi casi nula experiencia creí todos y cada uno de los adjetivos que iba inventando, como creando esa lista interminable de formas en las que todo siempre acaba mal.
No había entendido nada esa masa amorfa, indefinida, sin principio y seguramente sin un final.
Le perseguí, le busque en un sinfín de lugares, en infinidad de personas creía encontrarle y cuando al fin le tomaba entre mis manos, se extinguía.
Le me vi de frente a Dios, le llore, le rogué y le supliqué el poder sentirlo, Quería finalmente definirlo y convencerme de que ese sitio y sus personas, eran el mejor camino.
Caminamos y caminábamos lejos, me hablaba sobre la vida y sus planes. Me enseñaba, yo aprendía.
Cuando finalmente creí haberle encontrado se me murió entre las manos, quienes que estaban a mi lado señalaron hacia mi queriendo limitar la libertad… Entonces escapé
No había entendido nada.
Surgen mil preguntas, me detengo y pienso en lo que no pasó… Tantas posibilidades y me encuentro parada justo en este punto sin retorno, donde no me puedo regresar y no logro encontrar el mejor camino para seguir
¿ En que momento de la vida me he gastado la mitad ? Quiero detener el tiempo, hacerlo eterno y poder vivir todas las posibles realidades. Entenderlo todo y convencerme de estar viviendo la opción correcta que aún no termina, que aún me queda otra mitad.
Este es el camino que escogí, seguiré caminando quizá, algún día finalmente entienda.
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